Si la Virgen románica era una imagen de valor simbólico, ésta por el contrario ya pretende reproducir un realismo mucho más natural y humano. Por eso mismo la imagen ya no tiene aquella rigidez, y por el contrario busca el movimiento a través de una postura en contraposto que le da ese movimiento característico.
También se ha perdido parte de la frontalidad y rigidez que tenían. Al moverse la figura, aumenta sus puntos de vista, lo que en este caso en vez de destacar su expresión distante la acerca a su carácter más humano. En ese mismo sentido, la propia expresión que nos muestra su rostro, lejos de ser tan seria y severa como lo era en la talla románica, ahora resulta mucho másnatural y cálida, incluida su sonrisa agradable.
Pero eso no es lo principal, es precisamente la relación entre la madre y el hijo lo que marca la mayor diferencia entre las dos. La madre y el niño se miran y se relacionan y establecen una vinculación familiar y de cariño que no existía en las vírgenes románicas. Todo lo cual explica que nos parezca tan amable y protectora.
Por lo demás, estas vírgenes resultan más delicadas, tanto por la proporción mucho más estilizada ahora, como por el trabajo de los paños, que de nuevo, como en otros ejemplos que hemos visto, refuerzan su naturalidad y su elegancia.

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